En un nuevo encuentro del Ciclo de Entrevistas a Artistas de Art Factory, nos encontramos en diálogo con nuestra querida Patricia Alzugaray, Artista Visual residente en la Provincia de Buenos Aires. Una artista autodidacta que ha sabido explorar la técnica de la resina como su principal elemento referente de sus producciones artísticas, y que a su vez a sabido compartir sus conocimientos de la técnica con innumerables alumnos/as de sus seminarios. Conoceremos sobre su incursión en ésta técnica contemporánea y su acompañamiento en la creación de Art Factory.

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¿Cómo llegaste al arte?

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Siempre estuve vinculada con las manualidades, con lo que tenga que ver con la estética y la decoración. Hace cuatro años comencé a buscar y descubrir nuevas técnicas, y encontré la técnica con la que actualmente trabajo en el exterior, aproveché un viaje de vacaciones para investigarla, a conseguir los materiales que necesitaba porque acá en Argentina no se conseguían. Me contacté con gente que hacía lo mismo que yo y aproveché ese viaje para hacer algún curso corto, e incluso me traje la valija llena de materiales. Con lo que conseguía acá pude comenzar a trabajar, pero sobre todo lo más difícil de conseguir era la resina.

Empecé a utilizar los materiales, fundamentalmente con mucha capacitación online y aprovechar todo lo que había aprendido en el viaje. Me vine con todas las ganas de trabajar, y seguía a personas que hicieron de la resina “Arte”.

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“Mi imagen siempre es el mar, el universo, el cielo, y que fluya.”

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Y actualmente ¿con qué disciplina te sentís identificada o con qué técnica representas a tu obra? Y en cuanto a mensaje a tu obra, ¿Qué es lo que intentas de manera expresiva comunicar con tus producciones?

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Trabajo sobre bastidores rígidos, de fibrofácil entelado, o fibrofácil solo, porque la resina tiene peso. Es arte abstracto, lo que se conoce como “arte fluido”, y que es la conjunción de unir elementos. En este caso, por ejemplo, resina y pigmentos; polvo, resina y acrílicos; resina y glitter; mezcla de productos volcados, dándole movimiento hace que fluyan y que se unan los colores, con pistola de calor los colores se abren, se desprenden y forman movimientos que al secarse conforman la obra. O el “pouring”, que son acrílicos mezclados con un médium, que al unirse con los pigmentos pueden ser volcados a través de vasos y formar otro tipo de obra.

Lo que mayormente aprendí fueron las técnicas, y los colores preponderantes en mi obra son los azules, verdes, turquesas, blancos. Mi imagen siempre es el mar, el universo, el cielo, y que fluya. Aprendí a hacer obras redondas y me costó bastante convencer al público sobre el impacto de una obra redonda en un ambiente. Me encanta como fluye la pintura, la resina en el circulo.

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¿En qué estás trabajando actualmente?

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Me convocaron para un evento solidario con la intervención de un obelisco, somos 90 artistas que vamos a exponer en el Hipódromo de Palermo. Ya colaboré otros años en producciones planas, pero en esta edición es un elemento tridimensional, un obelisco. Cuando lo recibí fue un desafío, pensé que no iba a poder, trabajé cara por cara, y recién al último pude ver cómo quedaba cuando lo paré. Fue muy interesante.

También retomé los seminarios que dicto, para compartir todo lo que sé y desde mi experiencia. Me di cuenta que eso me gustaba, paralelamente a mi trabajo como artista, me gusta enseñar y que la gente se interese por la técnica.

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“…comulgar el arte a través de que los artistas se conozcan, aprender los unos a los otros. Es el mundo del arte y de los artistas y es la esencia que buscó Andrea en Art Factory.”

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¿Cómo diste con Art Factory? Contame un poco de tu experiencia.

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En realidad, fue todo un proceso Art Factory, y siento que aporté un granito de arena. Nosotras con Andrea éramos vecinas, nos conocimos en una exposición donde pudo ver lo que yo hacía y le encantó. Vino a uno de mis seminarios y a partir de ahí empezamos a comulgar en el arte y en la amistad. Si bien hacemos cosas diferentes, hay algo que nos une, aprendimos mucho la una de la otra. Después surgió que ella se iba a vivir a Córdoba y estuve cerca en todo su proceso de la semilla del arte, de cómo hacer que otras personas se animen a exponer, se animen a colgar. Todos los artistas emergentes somos una comunidad maravillosa, ella me ayudo a abrir puertas para exponer, para aprender nuevas técnicas, y muchas cosas más.

Traté humildemente de acompañarla a la distancia, la idea original es que artistas de Buenos Aires pudieran enviar su obra a Córdoba y viceversa, comulgar el arte a través de que los artistas se conozcan, aprender los unos a los otros. Es el mundo del arte y de los artistas y es la esencia que buscó Andrea en Art Factory.

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¿Cuál es tu mensaje para los lectores, tanto artistas como público en general?

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Mi mensaje es que se animen a crear, que el arte es muy sanador, muy enriquecedor. Lo que uno humildemente pueda comunicar a través de su obra, de su estilo, de su propia impronta, se tienen que animar a hacerlo, mostrarlo, compartirlo, a compartir vivencias del arte. Hay millones de posibilidades, el arte hoy se ve como una conjunción de cosas, personas que se juntan para compartir lo que hace cada uno, a través del arte y en un espacio creativo que te genera una dinámica. Es maravilloso poder compartir en una galería de arte el trabajo de todos, y que a su vez crezca la galería, crezca la expectativa, los conocimientos y que la gente se anime a más. El mensaje es eso, que se animen porque es maravillosamente sanador.

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